viernes, 28 de enero de 2011

Si no hay amor, que no haya nada entonces, vida mía

Nos ponemos un poko serios, sepan disculpar, la situación lo amerita.
En este mismo momento cientos de hombres y mujeres resisten y avanzan sobre la policía y los militares, en Egipto y en Tunes para poder terminar con regimenes dictatoriales que llevan más de 20 años en los respectivos países.
 Pronunciarse en estos momentos pareciera una irresponsabilidad, ya que la distancia y la poca información solo se vera clara dentro de algunos días o semanas quizás. Sin embargo la nobleza y dignidad de estos pueblos merece una rápida solidaridad que refleje aunque sea en mínimo lo que siempre nos han enseñado a lo largo de la historia. Perseverancia.
 No escribo estas líneas para hacer un análisis político, sino que escribo desde lo profundo del corazón para enviar mi más sincero apoyo a dos pueblos que han sido humillados por la Europa poderosa y por los EE.UU. Usados para la extracciones de petróleo a un precio escaso, impusieron dictaduras que incluso llevan más de 30 años, como en Egipto, para poder controlar a un pueblo que no solo es vapuleado en lo económico sino que es victima de una dictadura feroz que no solo restringe las libertades, sino que se lleva consigo cientos de vidas todos los años.
 Primero los pacientes esperan, ven el dolor, lo sufren, aguantan, luego, el titulo que ven arriba, ese es el espíritu de una revuelta. Más tarde, se despierta el verdadero amor, como nos recuerda Arregui, “ningún amor más grande por la libertad que el de los esclavos”. Entonces escuchamos a la reina Cristina de Suecia decir que “Hay que temerles a los que nada tienen que perder si tienen corazón” y entonces queridos y queridas, empieza la revolución.
 ¡A dos grandes pueblos que aun no hemos comprendido y que merecen ser escuchados!